¡Bienvenidos a mi mundo!
Soy la mayor de 3 hermanos, me siguen Bautista y Manuela. Mi mamá y mi papá son emprendedores. Aprendí a caminar en Salta y a correr en San Martín de los Andes, en realidad creo que no corría pero ya esquiaba.
Viví en San Martín de los Andes hasta los 17 años, lugar al que todos llaman paraíso y yo sigo llamando casa. Terminé el secundario y emprendí el camino de mi independencia creyendo que era lo mejor que me podía pasar... hasta que me di cuenta que si no hacía las compras llegaba a casa y no había nada para comer y que si dejaba la ropa tirada detrás de la puerta, volvía y estaba ahí. Descubrí que juntar frambuesas del jardín no era tan aburrido y hasta lo extrañaba. El invierno con nieve afuera y la chimenea prendida en el living no era tan común como creía y es el mejor invierno que un ser humano pueda tener.
Buenos Aires me hizo descubrir el teatro, el cine, la Bombonera los domingos y los recitales. También los museos, la fotografía y el arte callejero. Aprendí a perderme tardes enteras en las librerías, a re calcular los tiempos y la gloria del delivery.
Inquieta, curiosa y admiradora de todo ser humano que manifiesta algo a través del arte, supongo que será porque no nací con ese don. Amo Buenos Aires, pero más amo mi casa. Me apasiona la vida: viajar, compartir con mis amigos, cocinar, probar cosas nuevas, dormir, andar en bici y las siestas. Amo los desafíos, crecer, aprender, equivocarme, terminar, volver a empezar. Lo único que odio es el mondongo.